jueves, 14 de febrero de 2008

El Sol y la Piel. Normas para un Bronceado Sano

El sol es un arma de doble filo para nuestro organismo. Si lo tomamos de forma adecuada combate ciertas afecciones de la piel —como el acné o la psoriasis—, puede atenuar las cicatrices, nos proporciona un estético bronceado, y además resulta ser el afrodisíaco más económico y natural (las radiaciones solares la secreción de la glándula del cerebro denominada epífisis, produciendo reacciones nerviosas que se localizan en los órganos sexuales).

Por contra, una exposición al sol excesiva e indiscriminada está demostrado que es altamente perjudicial. Seca la piel y la predispone no sólo a futuras arrugas, sino también a contraer cáncer. Otro problema es el desgaste en la provisión interna de vitaminas del complejo B, ya que son éstas las sustancias que ayudan a nuestro organismo a formar la melanina, que es la responsable del bronceado.

Normas para un Bronceado Sano
• La mejor forma de tomar el sol es en movimiento —jugando, paseando o practicando algún deporte—, ya que así el bronceado es más uniforme.

• La exposición al sol ha de realizarse entre las ocho y. las once de la mañana, y entre las cuatro y las seis de la tarde.

• La duración de los baños de sol ha de ir aumentando de forma progresiva. Así, los primeros días, diez minutos de exposición son suficientes.

• Hay que extremar las precauciones en caso de piel blanca, sensible o delicada. Y, en general, hay que tener un cuidado especial con la nariz, los pómulos, los hombros y la frente.

• Nunca se tomará el sol con maquillaje, ni se aplicará ningún tipo de-colonia antes de la exposición, ya que pueden aparecer manchas desagradables.

• Es conveniente consumir alimentos ricos en vitamina B, como los cereales sin refinar, la levadura de cerveza, el germen de trigo, la leche y los huevos.

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