miércoles, 5 de marzo de 2008

Dieta para la Cirrosis

La ALIMENTACIÓN EN EL TRATAMIENTO DE LA CIRROSIS tiene un papel muy destacado para evitar que el daño que esta enfermedad produce en el hígado sea cada vez mayor. Es importante que el enfermo de cirrosis consulte con un nutriólogo la dieta más oportuna a seguir.

Para evitar perjudicar aún más al hígado la persona con cirrosis deberá seguir los siguientes consejos alimentarios

ALIMENTOS QUE NO CONVIENEN EN LA DIETA DE LA CIRROSIS

- Alcohol: Las bebidas alcohólicas están completamente prohibidas en el enfermo de cirrosis o de cualquier enfermedad que pueda afectar al hígado. En numerosos casos es el alcohol el responsable del desarrollo de la enfermedad. Aunque no lo sea, el alcohol perjudica al enfermo cirrótico y contribuye a la destrucción de las células del hígado que se muestra incapaz de producir las substancias adecuadas para el organismo o no puede sintetizar las vitaminas o los minerales. El alcohol es el principal enemigo del hígado.

Otros tóxicos no recomendados en la dieta del enfermo de cirrosis son : el tabaco y el café.

- Alimentos procesados: los alimentos muy procesados no son convenientes para la salud del hígado. Este tipo de alimentos contiene muchos conservantes o colorantes que este órgano debe eliminar por lo que su estado puede empeorar o resentirse.

- Grasas animales : El enfermo de cirrosis tiene muchas dificultades para digerir las grasas. La alimentación de la persona con cirrosis deberá incluir cantidades muy pequeñas de comidas ricas en grasas, como carnes, mantequillas, margarina, leche o productos lácticos enteros. Los alimentos precocinados y envasados suelen contener muchas grasas por lo que tampoco resultan útiles. Las comidas muy pesadas obligan al hígado a realizar un sobreesfuerzo que, en el caso de los enfermos de este órgano, resulta contraproducente y empeora la enfermedad.

Es importante que las grasas no sean fritas o recalentadas. Este tipo de grasas genera un tipo de toxinas que se llaman acroleínas. Las grasas hidrogenadas tampoco deben ingerirse porque son grasas muy espesas y producen mucho colesterol.

- Alimentos muy asados: Los alimentos muy asados, a la brasa o a la parrilla, generan una serie de toxinas que el hígado debe eliminar. Un hígado enfermo es incapaz de eliminarlas y empeora con la presencia de estas substancias.

- Alimentos azucarados: Comer muchos alimentos ricos en azúcares refinados conlleva el aumento de grasa y colesterol : Igualmente el uso de edulcorantes artificiales perjudica al hígado enfermo.

- Comidas muy abundantes: Es mejor comer muchas veces y poca cantidad que ingerir muchos alimentos en menos comidas. Las comidas muy abundantes obligan al hígado a realizar un sobreesfuerzo. Un enfermo de cirrosis debería comer cuatro o cinco comidas ligeras cada día.

- Comidas reutilizadas: Cocinar más alimento de lo normal para para reutilizarlo en otra comida puede ser la causa de la contaminación de la misma con microorganismos que pueden causar infecciones. Es mejor cocinar las cantidades necesarias sin que haya sobrar. Recalentar los alimentos es una mala costumbre que no aparta ningún beneficio al hígado.

- Alimentos animales crudos o semicrudos: La cocina realizada con alimentos de procedencia animal crudos o semicrudos, como el pescado crudo o el marisco crudo o poco cocinado, resultan inadecuados para los enfermos de cirrosis pues pueden contener microorganismos que perjudican al hígado. En personas no enfermas estos alimentos resultan muy peligrosos puesto que muchas veces son la causa de infecciones hepáticas.

ALIMENTOS ADECUADOS EN LA DIETA DE LA CIRROSIS

En general, podemos decir que los alimentos más adecuados para el enfermo de cirrosis son los alimentos de cultivo biológico libres de pesticidas: Frente a los alimentos industriales, repletos de conservantes, colorantes y otras toxinas químicas, los alimentos que garanticen haber sido producidos en un cultivo biológico sin pesticidas, abonos químicos u otras toxinas son los más indicados para un hígado enfermo. No podemos someter a este órgano al estrés adicional de tener que eliminar estos productos, especialmente cuando tiene que recuperarse.

Frutas y verduras: Los alimentos vegetales, especialmente la fruta y la verdura, son los más indicados para los enfermos del hígado. Por una parte son mucho más fáciles de digerir que las carnes por lo que no suponen tanto esfuerzo para un hígado enfermo. Por otra parte los alimentos naturales vegetales son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, así que, por una parte, ayudaran a restauran la deficiencia de nutrientes que ocasiona la cirrosis; por otra parte los antioxidantes neutralizaran los radicales libres que pueden afectar o empeorar la salud del hígado. Además las frutas y verduras contienen mucha fibra que favorece la evacuación más rápida de las heces y la no absorción de las toxinas por el intestino.

Las frutas contienen azúcares mucho más asimilables que los azúcares refinados. Son más convenientes que las comidas azucaradas porque resultan más fáciles de digerir y estabilizan mejor los niveles de azúcar en la sangre. Cuando se siente la necesidad de comer algún dulce, es mejor tomar algo de fruta.

Proteínas : Las proteínas animales son responsables de que el organismo produzca mayor cantidad de amoniaco que el organismo es incapaz de expulsar lo que daña el cerebro del enfermo. Las proteínas de origen vegetal, es decir las que proceden especialmente de los cereales o de las legumbres, como la soja, que es muy rica en proteínas, o incluso las que proceden de la leche no producen tanta cantidad de amoniaco por lo que son más convenientes en un hígado enfermo al que le cuesta mucho eliminar este tóxico.

Grasas insaturadas naturales: Frente a las grasas de procedencia animal, las grasas más interesantes son las grasas insaturadas no sometidas a manipulaciones en el proceso de extracción. Si hablamos de aceites, entre todos, uno de los más interesantes es el aceite de oliva virgen . Otras aceites interesantes serían el aceite de cacahuete o el aceite de soja.

Otra forma muy interesante de adquirir grasas adecuadas es comer alimentos vegetales que contienen grasas poliinsaturadas ricas en ácidos grasos esenciales, como las nueces, los aguacates, las semillas de sésamo.

Zumoterapia: El uso de zumos está muy recomendado para los enfermos de cirrosis. Los zumos de frutas presentan muchos antioxidantes que son capaces de ayudar al hígado a neutralizar las toxinas.

Alimentos especialmente recomendados para el tratamiento de la cirrosis:

Alcachofa: La cinarina es uno de los componentes más beneficiosos para proteger al hígado y para ayudar a curarlo en cualquier afección que le pueda afectar. Comer abundante alcachofa es una manera de proteger al hígado o impedir el avance de la enfermedad.

Diente de león: Comer las hojas frescas de esta hierba silvestre protege al hígado. Una buena manera es combinar sus hojas con la alcachofa y la zanahoria otra planta con propiedades antioxidantes muy elevadas que ayudaran a eliminar las toxinas.

Cardo Mariano: Es una planta silvestre comestible cuyas hojas tiernas pueden añadirse a las ensaladas y ejercen una función reparadora de las células del hígado o ayudan a este órgano a eliminar toxinas, lo que resulta especialmente interesante cuando el hígado enfermo precisa esta ayuda.

zanahorias y remolacha: Otras plantas con propiedades antioxidantes muy elevadas que ayudaran a eliminar las toxinas.

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